martes, 18 de enero de 2011

caminemos juntos





Y es que las historias están hechas para contarse...
¿Y por qué entonces no contamos la nuestra?
Porque no hay una nuestra… nunca la hubo...
Te gusta hacerme daño... ¿verdad? Aún no entiendo cómo, después de tanto tiempo, puedes decir que no hay nada aquí...
Porque sé, que si lo digo me lo empezaría a creer… y no quiero.
¿Por qué? ¿Por qué por una vez no dejas de ser el mismo imbécil de siempre y piensas un poco?
Te estás pasando...
No más de lo que te pasas tú... bueno, sigue... ¿Por qué? ¿Por qué no quieres creértelo?
Porque después de tanto tiempo me di cuenta de que lo nuestro nunca saldría bien...
¿Cómo lo sabes si nunca lo intentamos?
Sinceramente... no lo sé.
Me lo imaginaba... es que sólo sabes pensar en ti.
Se quedó callado, y se acercó. Y no la beso, como era lo esperado, no. Se sostuvieron la mirada durante un largo rato. Ni una palabra. Era una mirada que reflejaba algo más parecido al odio que a cualquier otra cosa. Pero él, pareció cambiar de idea, cambió su postura de cabezota, y cedió por una vez y se acercó más a ella.

No hay comentarios:

Publicar un comentario